domingo, 8 de abril de 2007

Lo que me pasó en el verano (y parte del otoño) parte 1

Esto se puede saltar. Pero igual está puesto el mapa.

Para empezar, después de año nuevo decidimos ir a La Serena. Nada del otro mundo, considerando que hemos id allá varias veces desde que tengo memoria, además que nací en Coquimbo y mis papás se conocieron, enamoraron y casaron allí. Lo que cambió, eso sí, es el lugar de residencia: Mi abuela ya no vive allá desde el 2004 o algo por ahí, y ahora nos quedamos en la casa de unos primos lejanos, la Tía María Teresa, el tío Raúl, y sus hijos Sebastián y Felipe.
Aquí doy una pausa para explicar lo "lejanos" que son. Se supone que la Tía Teruca (como le decimos de cariño) es la que une nuestras familias, ya que ella es hija de nuestro querido Tío Oscar. Ya te he heblado de él antes, y si no, recuérdamelo para hacerlo. Él es todo un personaje, haciendo de todo por la vida. Y él es primo de mi abuelita Mary, la mamá de mi mamá. Por lo que sería como mi "tía-prima en cuarto grado" o algo así. Ahora bien, a pesar de esa lejanía aparente, siempre entre ellos se han juntado a almorzar, a visitar y a veces tomar juntos. Así que en realidad la cercanía a nivel de amistad es más fuerte.
Bien, era Jueves 4 de Enero y decidimos partir en el Jeep (un Daihatsu Feroza bastante pequeño, pero con asientos atrás por lo que los cinco quedamos cómodos). Pusimos el equipaje en un gran portaequipajes que se pone sobre el auto y que parece un huevo (lo llamo "el carrité" por el nombre que tiene) y partimos en la tarde. Cuál sería nuestra sorpresa cuando, ya en la zona de Montenegro
(aquí, en el círculo púrpura), nuestro portaequipaje salió volando por delante del jeep mientras íbamos en una cuesta en bajada. Resultó que los fierros cedieron ante el peso de nuestras maletas y a la resistencia del viento, y se rompieron, dejando al portaequipajes suelto y libre para caer feliz de la vida en la carretera. Fente a esto, no nos quedó otro que dejar los fierros a un lado, meter el portaequipajes dentro del jeep y meternos adentro para volver a Santiago. Imagínate la cara de la cobradora de peajes al vernos a todos menos al conductor metidos como contorsionistas en el jeep, junto con "el carrité" adentro. Y bueno, igual llegamos, bajamos las cosas y dormimos, para el Viernes usar la camioneta (de cabina y media, lo que implica que los que se sientan atrás quedan apretados). Claro que esta vez, nos las ingeniamos para quedar más cómodos y pusimos una tabla para que el espacio que sobra al medio sea ocupado por otra persona más (si no te quedó claro, de ahí te hago un esquema). Por lo que pusimos las maletas en la parte de atrás, almorzamos y salimos viento en popa hacia La Serena.

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