lunes, 7 de noviembre de 2005

La vida es, en cierto sentido, una pintura.

Trataré de concentrarme en lo principal aquí, y mencionarles que últimamente mi experiencia en el mundo de los cómics ha sido de total satisfacción y alegría.

Para los que no están enterados, tomé un taller de cómics en el Mall Plaza Vespucio. Dos, para ser más exacto, uno sobre técnicas y otro sobre el lenguaje.

El de Tecnicas de Cómics es mi taller de tipo experimental. Allí, la profesora (Yael) me ofrece un sinnúmero de herramientas y referencias para desenvolverme en mi historia, la cuál tiene un profundo significado psicológico. De hecho, ella me ayudó a descubrir mi verdadero estilo de dibujo: La caricaturas. Somos pocos, 9 en la primera clase, luego 3 en las siguientes y alfinal sólo yo y un niño de 9 años (Salvattore) que hace trabajos en continuación del taller para niños. También se presentan otras tipas de dicho taller a completar sus trabajos.
Digamos que alí puedo probar diferentes cosas, desde lápices de pasta y acuarelables hasta tinta china y pasteles. La idea es tener un amplio conocimiento de ello para cuando pueda comprar dichos materiales, lo cuál no será dentro de mucho tiempo, si todo sale bien. Eso sí, la clase es los Jueves, y tengo que correr apenas termine la clase de inglés desde la Universidad para llegar a la hora.

El taller del Lenguaje del Cómics, es por otro lado, un taller más relajado. En él me desempeño en la práctica de mis personajes y estilo, y ocupo técnicas más monótonas y no tan mezcladas, como acuarelas, grqafitos y policromos. De hecho, ya regularmente van como 7 personas, incluyendo dos excelentes personas que me ayudan a aprender el uso correcto de los materiales y opinan respecto a mis trabajos. Una se llama Daniela y la otra, su amiga.... Bueno, no lo recuerdo, pero sé que es la primera persona "japo" que conozco que lo demuestra en su vida diaria. Digo, conozco a algunos aficionados, incluso unos otakus y fanáticos (hay diferencias entre estos dos términos, por lo menos para ellos mismos), pero no todos andan por la vida hablando con las palabras típicas y usando las expresiones típicas todo el tiempo. Y esta tipa es más o meos así... Lo cuál no encuenro raro en lo absoluto, está muy bien que demuestre quién es. Admirable, casi. Yo no puedo admitir mi relación con hartas cosas. Hasta con las cosas que me gustan soy tímido, y apenas siento ese cosquilleo en el pie izquierdo sé que mi vergüenza sobrepasa mis gustos. Es los Sábados, así que puedo almorzar tranquilo y partir desde mi casa.

¿Cómo llegué a asistir a estos talleres, estando tan lejos de mi casa? (vivo en Maipú, el Mall está en La Florida, son como 25 Km o un poco menos). Pues yo siempre he sentido esta proximidad con los cómics desde pequeño. Como no siempre viví en un lgar fijo, no tenía muchos amigos. Aparte, viví en lugares como Clama y Punta Arenas, en donde las condiciones climáticas y sociales no eran muy adecuadas para un niño. Así que me pasaba leyendo revistas de historietas que me compraban. Podría recitarlas aventuras de Tío Rico cuando inventó las bacterias comepetróleo, o decir qué chistes de Condorito están repetidos en las nuevas revistas. Me encanta repasar las viñetas, leer los diálogos, involucrarse en la historia. Ahora he crecido, pero siguen gustándome las mismas historia, y otras cuántas más como Chancho Cero y mi interminable lista de webcomics. Y creo que, perdonando mi engreísmo en el asunto, yo puedo y quiero aportar a la comunidad. No sólo en materia de otra historia, la cuál podría ser hasta más densa pero con el mismo humor, sino también en aprovechar lo que la web ofrece. Ya sé, esto lo dijo el señor McCloud hace años, y de hecho no hablo de eso. Digo, en este momento cohabitamos tres mundos: El de fantasía, en nuestra mente; el real, en el universo físico; y el virtual, dentro de nuestros computadores. Y nadie, hasta lo que he observado, ha roto las cadenas del predeterminismo y ha aglutinado estos tres mundos, los ha hecho ser parte de la vida, expresados en dibujos entendibles para todos. Hay intentos, lo sé, pero están restringidos a "la pantalla", lo que uno ve como proyección de millones de electrones en el tubo de rayos catódicos. Del mundo de fantasía y el real ya se tiene su buen trecho. Nos falta sólo llegar a completar la tríada.
Y bueno, el punto es que escuché en la radio que había una exposición sobre cómics en Chile en el Mall PLaza Vespucio, Plaza Norte y PLaza El Trébol. Como uno queda muy lejos como para usar una sola micro y el otro está en Concepción, fui al Vespucio. Ahí, entre análisis, observaciones y hacer una gran felicitación en el libro de visitas, leí un aviso sobre la inauguración del taller de cómics. "No se diga más", pensé y me inscribí.

En otro punto aparte, pero incluído dentro de lo que encierra el título, fuimos el 1º al Cajón del Maipo. Saqué muchas fotos, y me di cuenta de lo hermoso que puede ser salirse del camino algunas veces. Por eso, pensé mucho en la vida, cómo ésta es tan hermosa y que no es ella, sino nosotros los que la amargamos, la hacemos tediosa.
Para algunos, estaba malgastando mi tiempo y debía estar haciendo informes. Para otros, estaba siendo muy osado como para andar así no más en pendientes tan escarpadas. Bueno, estoy feliz ¿Qué más da?

La vida es, en cierto sentido, una pintura, porque ahí está, es como es. Pero somos nosotros los que la interpretamos como queremos.

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