martes, 3 de agosto de 2010

Épsilon

Trabajar en la construcción ha sido toda una experiencia. Pero creo que la más compleja para mí ha sido adaptarme a comportarme como obrero. Y es que para los que me conocen, debe ser muy raro imaginarme como un obrero hecho y derecho.

Y la verdad es que no lo soy. Partiendo por algo eternamente asociado a "la conshtru": Los piropos. La verdad me avergüenzo cada vez que una mujer medianamente atractiva (y estamos hablando de mujeres entre 14 y 45 años :S) pasa por la obra y parten los silbidos y diretes. No me atrevo a verlas a la cara cuando debo pasar por la vereda mientras trabajo precisamente por eso. Claro, deben de haber chicas por ahí a las que le guste que las piropeen, pero igual a veces se pasan los comentarios y ya los de la Universidad del Mar (que estám justo al lado) nos han reclamado al respecto. En fin.

Otro elemento intrínseco al obrero es "la talla". Quizás en eso me salvo un poco, puesto que me puedo mimetizar con los cascarrabias, pero ya me he visto en la situación de no poder hacer nada más que escuchar y rerir cuando el resto lo hace, y ESPECIALMENTE cuando mencionan cosas que no entiendo ("pata de vaca" y "pisando la tierra" fuguran entre los más frecuentes). O simplemente forzar una sonrisa cuando se empiezan a tratar de homosexuales. Meh, quizás y me tomo las cosas muy en serio.

Lo bueno es que de talle estoy como en el promedio. No seré el más fuerte de mis colegas, pero mi resistencia ayuda a compensarlo. Y así pasé de ser un debilucho incompetente a un flaco algo competente. Ah si. Todos me conocen como el "flaco" a excepción de Jorge que me llama "Nelsiño Baptista".

En ese sentido quizás mi antítesis sería un colega que promovieron a concretero, el "Fuentes". Viene del sur y es terriblemente fuerte, con una complexión como de los ue hacen lucha libre, y súper macho para sus cosas como se dice. También es el que más se burla de mí, pero lo hace a todos por igual así que no es tanto problema.

Y en último lugar quedaría lo que hago en mi tiempo libre. lo que sería la hora de almuerzo. Ahí vamos la mayoría al comedor a disfrutar de nuestros almuerzos. Y yo ya me suscribí a una provvedora así que no dependo de mi hermana para tener mi plato de comida en la mesa (aunque me cueste 1200 y a veces incluya una ensalada). Aún así, y luego de 15 minutos de rápido mastique y trague, queda un buen rato para que se acabe la hora, y mientras unos van a dormir afuera o se ponen a jugar cartas (no me pregunten qué, sólo sé que es un juego por puntos que usa baraja española), yo me pongo a leer libros. Y como la obra está en la costa, no puedo dejar de recordar esa escena en "Memories" de Otomo ("Cannon Fodder") en la que todos descansan a la orilla del cañón.

Ahora bien ¿Qué libros he leído? Pues para empezar los clásicos "Un mundo feliz" de Huxley y "1984" de Orwell (aunque tengo la ligera sensación de que leí versiones resumidas. A ver si pillo una versión completa). Luego por intercambio con un colega fueron "Retrato de un adolescente manchado" de Jordi Sierra i Fabra y la primera parte de "Novelas ejemplares" de Miguel de Cervantes. De ahí justo pasó una feria del libro por acá y compré unas obras de Pedro Calderón de la Barca y "Comedy of Errors" de William Shakespeare, que es el que estoy leyendo ahora.

Pero en fin, el tema al que iba era que, si antes me sentía algo desadaptado, en estos momentos el sentimiento se acrecenta cada día más. Pero aún así los objetivos son claros: Estoy haciendo esto para ganar dinero y nada más. De otro modo no podría permanecer en Iquique estudiando.

Y eso. Espero que sus vidas estén bien.

Video 2/3 de "Cannon Fodder" Pueden ver la escena que menciono aproximadamente a los 4:35.

No hay comentarios.: