martes, 6 de septiembre de 2005

Lo que tenemos cerca

Casi no hay santiaguinos o personas que hayan pasado por Santiago de Chile y no se hayan tenido que subir a un microbús para llegar a alguna parte de la ciudad en algún momento de su vida. Claro, para mí ya es rutina subirme y viajar durante una hora, hasta legar a la Universidad o mi casa. Y es que de veras que mucha gente usa "la micro" para llegar a donde sea.
Hoy, como siempre, la micro estaba particularmente llena. Tanto, que al chofer le costó cerrar la puerta. Ya estoy acostumbrado a apretujarme hasta calzar en el medio metro cúbico que me corresponde, y afortunadamente tuve la oportunidad de mirar por la ventana frontal.
Y ahí estaba, un poco tapada por el smog y las nubes de la mañana. La imponente Cordillera de Los Andes, tan alta como hace mucho tiempo la había visto. Se podría decir que fui uno de los poquísimos pasajeros que observó tamaño cuadro. Hermoso en verdad, y me hizo pensar.

¿Por qué no le prestamos más atención al paisaje que nos rodea? Si fuese así, lo respetaríamos más y lo contemplaríamos con ojos más curiosos. Pero según parece la indiferencia de la rutina nos ha hecho mal. Nos da lo mismo contaminar una y otra vez y tapar de nuevo la cordillera para que no la podamos ver. Sus picos cubiertos de blanca nieve y su arquitectura tan intrincada se desvanecerán, y así ha ocurrido desde que empezamos a utilizar masivamente los automóviles. Tampoco la pasaríamos botando basura donde sea, y pisando árboles sólo porque estamos apurados.

Debo admitir que, a pesar de lo mucho que me he dedicado al medio ambiente, con esto de hacer compost en el patio y reciclar la mayor cantidad de basura posible, igual siento algunas veces que mi trabajo es en vano. Sí, de más que hay otros santiaguinos que respetan el medio ambiente, pero lisa y llanamente no se nota. Aún recuerdo cuando fui a Pucón, o a San Pedro de Atacama, y allí el factor turístico influyó para que el lugar fuese tan limpio como para ver rocas y verdor por todos lados. Un paisaje bonito.

Entonces ¿Por qué no cuidamos más el lugar donde llegan primero los extranjeros, que es Santiago?¿por qué tienen que observar como los recibe una tela de smog antes de aterrizar? No es posible que estemos dando una imagen tan descarada, como si tuviese una casa y mantuviera el patio hermoso para que lo vean mis vecinos, pero mi cuarto estuviese hecho un asco porque nadie entra en él.

Bueno, no pude pensar más en ello, pues había gente que se tenía que bajar y les impedía el paso. Pero da para pensar, queridas montañas... ¿O no?

No hay comentarios.: