lunes, 13 de marzo de 2006

El discurso

Tuve la oportunidad de asistir a una boda durante mis vacaciones. Los invitados éramos toda la familia, pues todos conocemos a la familia de la novia. Ropa formal, un montón de inviados que no conozco y etétera, pero me interesa hablar del transfondo del asunto y del discurso que nunca ofrecí.

La boda, a pesar de lo bien hecha que estuvo, pue algo deprimente. Había un pastel inmenso, mariachis lanzando disparos, buena música y mucha comida, pero el "dueño de casa", el padre de la novia, quería más y no se lo ofrecieron. Más bebida, más trago. Al final, se enojó con los organizadores y fue a comprar a la botillería de la esquina. Esa escena de la sobrina menor de la novia cargando una botella de whisky con su vestido blanco fue de extremo bizarra. Por lo tanto, el parte en donde se daban los discursos fue suspendida.

Una lástima en realidad. Yo soy muy bueno para dar discursos, y me adjudiqué la oportunidad de darlo en representación de nuestra mesa.

Aún así, la boda no suena del todo deprimente como lo dije anteriormente. La razón recae en el trasfondo de ésta: Los novios. Digamos que la boda fue hecha un poco antes de lo esperado... No, no fue por embarazo, pero desde que se conocieron por internet han pasado sólo seis meses. Y eso se notó en la misa, en donde ambos estaban muy nerviosos sobre qué responderle al cura cuando éste hablaba y les preguntaba por qué entre tanta gente se escogieron. Quizás y fue porque simplemente ellos se sentían solos, bien sé cuántos intentos de bscar pareja hizo la novia en estos últimos años. Aún así, su misma madre me contaba que igual se sentía algo triste, porque no sabía si este matrimonio iba a durar, y si fuese ese el caso, por cuánto tiempo.

No tengo nada en contra de los pololeos por internet, que quede claro. Uno de mis mejores amigos (si no es el mejor de todos) tiene una polola que conoció por internet. Pero de eso ya llevan más de dos años de pololeo, así que se entiende que el periodo de conocimiento entre ellos es suficiente. En realidad, me preocupa que sus ilusiones de haber encontrado a alguien para no estar tan solos se consuma. Sólo espero estar equivocado...

¡Ah! El discurso. Bueno, ya que lo estaba formulando en mi mente después de conversar con la madre de la novia, tuve que considerar el hecho de no mencionar la temporalidad del compromiso, y a la vez hacerlo de tal manera que pudiese resaltar entre los de las otras mesas (de repente y me resurge el orgulo), por lo que resultó más o menos así:

"Bueno, primero que nada quisiera agradecer la invitación. Creo que hasta el momento todo está saliendo bien ¿No? Pero más que nada, quisiera decirles que se sientan afortunados de poder generar una nueva familia. Porque, francamente, lo que importa en la sociedad no es lo que vemos en la televisión. Política, espectáculos, exacerbación... Si al final son ellos los que nos necesitan a nosotros. ¿Qué sería un gobernante sin gente que lo apoye?¿un cantante sin personas que lo escuchen? Si al final son estas ocasiones, a primera vista insignificantes, las que crean la historia mundial. Situaciones tan cotidianas como ayudar a un hijo, conversar con los colegas o compañeros, almorzar en familia, son las que permiten que el reloj social avance. Por eso, y para concluir, confío en que la creación de esta nueva familia, los Orellana Pérez, será un gran aporte a lo que hoy conocemos como "los chilenos".

Muchas gracias"

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