miércoles, 29 de marzo de 2006

Me van a pegar...

[LÉASE ESTE ENCABEZADO ANTES DE CONTINUAR. Para comprender los contenidos y la crítica en la que recae este artículo, considere la historia contemporanea de la República de Chile]

Ahí estábamos, un tanto decepcionados y a la vez con el pensamiento de derrota cantando sus versos de victoria en nuestras mentes. Era suponible, pensé yo. A mi mamá le molestó estar en lo correcto cuando, hace dos meses, nos dijo que esto pasaría. Y ahí estábamos, con la declaración oficial de victoria, ese extraño y caluroso día de Enero. Más bien, esa tibia noche de Domingo, cuando Bachelet había sido proclamada como nuestra presidenta entre el 2006 y el 2010.

Con el transcurso de los días (y meses), nos dimos cuenta de lo extraño que estaba el ambiente después de esa elección. En las funciones de teatro que nos daba la municipalidad, se vitoreaba a morir lo de izquierda y se destrozaba a abucheos a la derecha. Tamién en nuestro círculo social empezábamos a sentir esa libre manifestación de satisfacción ante la victoria de Bachelet, la cuál hasta se ha calificado de "aplastante" (desde una perspectiva muy fría, ganar con menos del 60% de los votos no me resulta tan aplastante)... El punto es ¿En qué momento nos volvimos tan simpatizantes? Aún recuerdo los miles de reclamos que la gente le hacía al gobierno, y ahora alaban al que se va y vitorean a la que entra.

Quizás y el problema está en que aún elegimos el "mal menor", como alguien que conzco lo dijo una vez. No podemos dejar de asociar a la derecha con la dictadura, por lo que elegir a alguien de aquella coalición requerirá más agua bajo el puente. Pero entonces ¿Por qué no eligen el del otro extremo? Ah, pero es que ahí todo el otro sector protesta e influencia para no perder su piso. Con lo cuál, el "menos" atacado resulta vencedor. Una especie de prueba de resistencia.

Confiemos en que esto termine en buen lugar. Lo dudo, pero la esperanza es lo último que se pierde.

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