martes, 23 de agosto de 2005

Me atracaron...

Claro, tenía que mezclarse todo eso. Justo estoy almorzando, y debo inventar excusas y crear todo un plan.
Primera cucharada, el almuerzo ya se enfrió un poco por los tramos entre el banco y el microondas. Digamos que debo llevar unos pedazos de cuarzo a la casa de mi abuelita, pero mi papá no debe enterarse... Lo encubro con el cumpleaños de Marisol, cosa de también está en conflicto. No tengo regalo y el Viernes es el cumpleaños de Rafaela también. Todo depende del auto de Luis y a qué hora se vaya.
Ya voy por la quinta cucharada. De a zampazos, para terminar rápido. Un montón de cosas que hacer, no puedo ir ahora a la casa. Sospecharían. Tengo clases a las cuatro y cuarti, y aún así quisiera ir a la casa a buscar los cuarzos, darle un abrazo a Marisol y pasárselos a mi abuelita. ¿Cómo hacerlo? Se ve buena la ensalada, pero cómo. Lo más probable es que haya que partir temprano, pues ella vive a la punta del cerro... Pero Mari dijo a las nueve ¿Y si me desdoblo? No, aún no manejo los detalles. Raspando los bordes, debe de haber una manera... Y después de todo ¿Qué le regalo? Debo pasarle el dinero a la Poly para el concierto. ¿Le vendrá bien el azul? No, muy amarrete. Además, que yo recuerde le dije que los estaba vendiendo. Eso o Felipe lo dice... Verde, del claro. La p... No hay nada bueno en el supermercado.


Comida.

La conclusión es clara: Tendré que esperar hasta que se acabe la clase indecifrable del profesor Brock, y de ahí partir hacia la nada. A ver si era cierto que mi abuelita necesitaba los cuarzos, a ver si mi mamá lo acepta, a ver si mi papá se lo traga, a ver si la Mari me entiende, a ver si alguien lo lee...

¡Este puré de cazuela está delicioso!

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