sábado, 14 de febrero de 2009

Como vender. Como comprar.

Hace unos días llevé a mi trabajo el almuerzo que mis amigos chinos me prepararon. Mis colegas lo encontraron raro. Sebastián comentó que le hizo despertar nuevos lugares en la lengua. Yo ya estoy acostumbrado a esos raros sabores nuevos, aunque todavía me es un tanto frustrante no entender lo que dicen entre ellos cuando los visito. El otro día conversaban d elo lindo mientras uno de ellos me hacía preguntas simples en español. Parece que estoy forzado a aprender chino. Además, me gustaría saber qué interesantes platos marinos hacen, pero justo los chinos que conozco son vegetarianos. Bueno, por lo menos la carne de soya de ellos es mucho mejor que la nuestra.

Por otro lado, ayer el mismo Sebastián me pidió recomendaciones para hacerle un buen panorama a su novia Gloria en el 14. Yo le dije lo que para mí sería una excelente cita, pasar por el Melinka y comer un jugo con pastel, y de ahí a la Plaza Ñuñoa. Lo gracioso es que yo en lo personal jamás he usado ese itinerario, más allá de alguna vez que lo hice solo. Pero confío en que la pasaron bien.

Yo hoy dormí más que nada. Fui al trabajo, concerté entrevistas y al llegar a la casa mi papá me llevó adonde la abuela. Me quedé dormido después de la carbonada y desperté para ver las noticias e irnos. Bue, por lo menos tomé helado al salir del trabajo, con el baño de chocolate gratis.

Ayer tuve mi primera matrícula. Una chica que estudió como educadora de párvulos pero vendía créditos en Falabella. Lo que más me gustó fue su cara de satisfacción cuando se fue. Me alegra saber que lo que vendo proyecta un futuro a los clientes, cosa que no sentía ni con las joyas ni con el pollo frito. Espero que no sea la única, eso sí.

Lo que sí, me extraña que haya gente que, sin tener otra opción, tiene que renunciar a su carrera para trabajar en otra cosa. De colegas tengo a una educadora diferencial (con postítulo), un contador y una administradora de empresas. Felipe fue a entrevistar a una persona con un cargo importante en un banco que había estudiado algo no relacionado. Nos preguntamos entonces si alguno de nuestros amigos biotecnólogos egresados estaba pasando la misma suerte, y si nos tocaría a nosotros.

Terminé de bajarme varias películas y series. Recomiendo Los Hermanos Solomon, ya que tiene ese humor negro idiota casi adictivo que tanto me gusta. Finish Line la bajé por el Eduardo, ya que se la debía desde que fui a Vilches para Semana Santa. Y Excel Saga me hizo reir a más no poder, aunque admito que para verla y entenderla uno tuvo que vivir su buen brochazo de anime. Ahora arrendé ¿Y dónde está el piloto?, un verdadero clásico.

¿Y ahora? Púes no sé. A seguir comiendo extrañas masas taiwanesas, viendo televisión y esperando alguna vez concretar una cita. Aunque no sé si esté haciendo méritos para lo tercero.

1 comentario:

Ariel dijo...

Felicitaciones por su debut. A partir de aquí, las cosas debieran hacerse naturalmente más sencillas.

Respecto de las películas, espero que le sirva el dato que le pasé. Nuestro dealer acaba de escribir en La Nación.

Saludos y nos vemos.