martes, 20 de julio de 2010

Experiencia versus observación

Hace unos días observé el partido de España contra Holanda, en donde el primero resultó campeón de la Copa Mundial de la FIFA 2010 en Sudáfrica.

Más allá de lo espectante que estaba el mundo frente a este partido, mi hermana me dijo algo interesante: "Yo creí que no te gustaba ver fútbol". Y tiene razón, me carga ver fútbol. Es una de esas cosas en las que no gastaría dos horas. Y con la cantidad de torneos que hay en el año, sería mucho tiempo frente a la televisión. Aún si fuese fanático de un equipo, no considero que verlos en la tele fuese el mejor de los apoyos. Sí estaría de acuerdo en ir a verlos al estadio, pero no me veo haciendo eso hoy en día. Para los únicos momentos en que he pisado un estadio han sido cuando un grupo musical se presenta allí. Pero aun así, "Yo creí que no te gustaba ver fútbol" seguía haciendo eco en mi mente. ¿Por qué estaba viendo los partidos del mundial?¿qué me motivó a poner TVN y ver cómo los 22 jugadores trataban en lo posible de ganar?

Creo que en parte se debió a que en un principio Chile estaba participando. Estaba un tanto obligado a apoyar al equipo que representa nuestro país. Y también hay algo de entretención en el partido. Me da risa cuando los jugadores se equivocan. Encuentro gracioso cuando los comentaristas tratan de pronunciar esos raros apellidos extranjeros, o introducir forzadamente palabras rebuscadas en su descripción de los acontecimientos. Cuento las veces que usan esas palabras muy seguido. Trato de seguir con detalle qué estrategia quieren usar los técnicos para poder marcar un gol. Me río al ver lo predecible de las reacciones del público y de los telespectadores...

Pero ¿Y de qué sirve? Llámenme aburrido, pero no le veo lo entretenido a ver a gente jugar, es mejor JUGAR. Pero claro, soy un pésimo jugador de fútbol. Muchos de mis compañeros de colegio puede atestiguar que ms únicas habilidades en la cancha eran: Persistencia, ser medianamente bueno para bloquear la pelota (nótese que dije bloquear, no agarrar), y hacer maniobras tan confusas que a veces resultaban en buenos pases o tiros al arco. Pero la mayor parte del tiempo me ponía a correr y tratar de obtener la pelota.

¿Y ahora?¿acaso haber observado todas estas maniobras hechas por los mejores jugadores del mundo (debatible) me harán un mejor jugador en la cancha? La respuesta corta es NO. La larga es NNNNNNNNNNNNNNNNNNNOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.... Y eso es porque, al igual que con tantas cosas en la vida, el fútbol se debe practicar. Y si no practicas, ver todos los partidos de fútbol del mundo no te ayudarán en nada.

Ahora bien, dos cosas me surgen al escribir esto: Primero, que existen los analistas y críticos, los cuáles no necesariamente deben o debieron ser jugadores de fútbol para poder ser lo que son, y que por ende observan las jugadas y a partir de eso elaboran su material. Lo mismo pasa con los técnicos, en cierta forma. Así que si el objetivo es ser un crítico de fútbol, no es necesario jugarlo y puedes ver cuántos partidos te plazcan. Lo segundo es que esto se puede extender a millares de cosas, puesto que el aprendizaje humano pasa a veces por el "hacer". Pero también hay importantísimos avances que surgen de la observación de fenómenos como las ciencias naturales y sociales. Y esto supone entonces que ambos acercamientos son igualmente válidos, que tanto el observar como el hacer entregan su información valiosa y aportan conocimientos para entender mejor nuestro alrededor.

La pregunta que podría entonces relacionar todo lo anterior entoces es "¿Cuándo priorizar la experiencia sobre la observación?", o si en realidad deberíamos hacer una jerarquización en lo absoluto.

Otro punto de vista para entender mejor la idea: Un día mi madre me comentó que daba buenos consejos sobre relaciones humanas. Y debo admitir que a veces soy bastante acertado en lo que respecta a entender el tipo de conflictos que aparecen entre dos o más personas. El problema es, eso sí, la acotación que siempre hago cuando el tema involucra parejas: "Sí, igual me gustaría decirlo porque lo viví". Y es que en relaciones humanas no hay mayor escuela que la vida misma. Sin embargo, y para refutar lo que dije, planteo una pregunta interesante: ¿Es un psicólogo mejor o peor facultado para tratar a drogadictos si ya pasó por una etapa de adicción a estupefacientes?¿o una asistente social que surgió de familia conflictiva? Al igual que en el caso anterior, no se puede ignorar una cosa por la otra, la teoría generada por la observación puede ser aún tan válida como la práctica obtenida por la persona misma.

Pues eso. La observación y la experiencia no son necesariamente enemigas, siempre y cuando estén dirigidas a la búsqueda de conocimiento y un mejor entendimiento de la realidad. Lo que es yo, igual me reiré en su ocasional momento de observación de partidos de fútbol.

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