miércoles, 14 de julio de 2010

Mientras iba paseando por la calle, apurado en llegar a la clase de computación, pensé en un relato que lamentablemente generé después de que venciera el plazo de entrega de historias cortas tanto para Santiago en 100 Palabras como para el Trigésimoquinto Aniversario de la ZoFrI. Así que lo comparto con ustedes:

Abriendo la puerta sigilosamente, ella observa la cama deshecha. No hay nadie. Se desliza por la alfombra limpia hacia el velador e instintivamente abre el primer cajón y saca el cofre con joyas. Sabe que los necesitará. No quieren volver a verla. Metió nerviosamente las joyas en la mochila y salió hacia el exterior, rápida pero ágil. Era hora de correr, de alejarse de ese mundo hostil, de su madre exigiéndole que se vaya, del vagar en la calle con frío, de la ventana rota, de la nana que lloraba amordazada, de los carabineros que estaban por llegar...

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