lunes, 19 de julio de 2010

Los humanos colocan su imagen en donde se les plazca

En relación a mi nota anterior, se me vino una idea un tanto ridícula pero que se catalizó relacionando dos experiencias. Una es que en un webcomic que leo recientemente uno de los padres del elenco principal trabaja en la construcción (o al menos eso parece). La otra es que, como siempre nos informan en las charlas matutinas, es muy importante que cuando se trabaje en alturas de más de 2,5 metros (o algo por ahí) colocarse arnés y engancharse a un cordel de seguridad. Así que mientras trabajaba pensé ¿Cómo funcionaría la prevención de riesgos en un mundo de animales antropomorfos?

Para empezar, es muy obvio que se debe usar casco, antiparras, guantes y protector de oídos, por más incómodo que parezca. Pero no es tan obvio que se deba proteger la cola. Así que lo más conveniente sea gurdar la cola dentro del traje de trabajo. ¿Y en caso de que la cola sea prensil? Y AHÍ PARTIÓ TODO...

Porque en el mundo animal, sólo algunos primates y marsupiales tiene cola prensil, la cuál les sirve para agarrar objetos o comida y sujetarse a las ramas de los árboles. Siendo así sería importante mantener la cola disponible para manipular herramientas, pero no para sujetarse puesto que existe el riesgo de caída si involuntariamente se suelta. Y aún así, ¿Han visto a un chimpancé (JAJAJA LOS CHIMPANCÉS NO TIENEN COLA) mono capuchino o un lémur agarrar una rama de la cola cuando está en caída libre o se lanza hacia otro árbol? Aaaahhhh, interesante ¿no? Usan los brazos y piernas, y la cola la usan para sujetarse o colgarse en distancias cortas. Así que habría que proveerlos de un guante especial para la cola y de un arnés.

Y he aquí un detalle que no expliqué en la nota anterior: Los arneses tienen su gancho más o menos a la altura del diafragma. Esto porque cuando estaban a la altura de la pelvis (emulando a los monos) muchos de los obreros que caían quedaban inválidos. Así se vió que lo estábamos haciendo mal, y pusimos el gancho en el centro de gravedad del humano común, disminuyendo el riesgo de invalidez. Los monos que tienen cola prensil poseen toda una morfología en su pelvis, en sus patas y en su columna para poder realizar las maniobras que hacen sin romperse un hueso o desgarrarse un músculo. Así que, dependiendo del grado de antropomorfismo, el mono puede salvarse o no de una caída con la cola.

Y fue ahí donde me dije ¿Por qué cresta pienso en estas cosas?...

No es de extrañar que se utilicen animales antropomorfos en creaciones artísticas. Como bien lo describe el artículo "Furries are easier to Draw" de TV Tropes, al no ser humanos en estricto rigor no están sujetos al gráfico del cuál emana "el valle de la incomodidad" tan temido por los artistas novatos. Por otro lado, noten cómo desde tiempos inmemoriales les hemos dado formas humanoides a varios fenómenos de la vida cotidiana. Casi no hay deidades de la antigüedad que no tengan características humanas, y qué decir de las fábulas, sea cual sea la civilización, en donde animales hablan y hacen su vida como la de un humano que tuvo la buena-mala fortuna de nacer en un cuerpo de animal. Quizás y por eso no nos suene para nada descabellado el pasaje bíblico que dice "Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios" (Gen 1;27). Está en nuestro más profundo inconsciente pasmar nuestra imagen en lo externo. Probablemente como un punto de comparación, para no sentirnos tan fuera de lugar ¡Imagínense cuando conozcamos otros seres de planetas lejanos! Aunque, por supuesto, hay miles de factores por los cuáles uno pueda elegir usar seres antropomorfos como personajes en una historia, tales como que le resultan más cómodos para trabajar, le gustan o qué sé yo.

Por otro lado, está el "pienso" de la pregunta. ¿Es normal pensar tan profundamente sobre ideas disparatadas? Esa es una pregunta a la que muchos artistas los pillaría sin cuidado, pero no todos somos artistas, ni trabajamos en ello, o ambas juntas. Se lo pregunté a un psicólogo hace tiempo y me explicó que existen personas con mucha imaginación y creatividad que siempre tienen su cerebro a rienda suelta, así como también hay quienes por hiperactividad o algún desorden neurológico lo hacen sin control o prioridad sobre sus actos. Lo más malo de pensar mucho, según mi opinión, es que a menos que estés en un trabajo con mucho tiempo libre la gran mayoría de los pensamientos e ideas se olvidarán y se perderán en un gran pozo de información. Y quién sabe uno cuánta gente está botando ideas en este momento. Otro problema que bordea la paranoia es si pensar mucho hará que cuando envejezca mi cerebro termine degradándose más rápido. Pura especulación barata. Hasta el momento sólo sé que no pasa un minuto en el que mi cerebro no reproduzca música, me muestre un viejo episodio de algo que vi en la tele o en el cine, narre algo que estoy pensando o haciendo, cree una historia especulativa, de un pasado, presente o futuro real o imaginario, navegue por internet en páginas que ya he visitado, o simplemente revise mis quehaceres y examine lo que debo estudiar.

Por eso siempre llevo mi práctica.... ¡LIBRETA!

Y eso... El plural de chimpancé es chimpancés ¡MULTIMEDIA!

Video de "Las Pistas de Blue", para que se entienda el por qué de la penúltima línea (y sí, es un tipo y una pantalla azul, NADA MÁS)



Imagen del "Valle de la Incomodidad" ("Uncanny Valley" en inglés) planteado por Masahiro Mori en los '70s


Que tengan un buen día, UUUK UUUK.

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